Escuchar que alguien —un familiar, un profesor o incluso un conocido— pone en duda el diagnóstico de tu hijo o hija puede doler, confundir y hasta hacerte cuestionar lo que ya sabes. Pero es importante recordar que un diagnóstico no define a tu hijo, pero sí orienta el camino para comprenderlo y acompañarlo mejor.
➡️ Recuerda que no todos los niños con el mismo diagnóstico se comportan igual. Cada niño es único, y eso puede generar confusión en quienes tienen una idea muy general o estereotipada sobre una condición. Por eso, es importante informar, acompañar y tener siempre una mirada individual y respetuosa.
📝 Cuando estas opiniones vienen de figuras cercanas o con autoridad (como un docente), lo ideal es abrir el diálogo desde la información. Compartir de forma sencilla lo que implica el diagnóstico y cómo pueden ayudar desde su rol puede ser un primer paso. No estás obligado a convencer a nadie, pero sí puedes invitar a mirar con empatía y desde la evidencia.
Y si sientes que estas actitudes generan retrocesos, angustia o rechazo hacia tu hijo, busca apoyo profesional. A veces no se trata solo del niño, sino del entorno. Validar el diagnóstico es también validar su forma de ser, y eso empieza por casa, por ti y por quienes decidan acompañarte desde el respeto 🙋♂️